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Las bebidas energéticas llegaron para quedarse
Autor: Comerciante, publicado el
Su consumo mensual pasó de 0,4 a 3,6 litros en una década y se prevé que siga aumentando.
Gracias a su capacidad de disminuir la fatiga física y mental, además de aportarle vigor a las personas que realizan muchas actividades diariamente, el consumo de las bebidas energéticas no ha parado de crecer en el país.
Lo mismo ocurre con las bebidas isotónicas, que en conjunto con las primeras conforman lo que se conoce como las “bebidas funcionales”.
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“En apenas una década, el consumo de este tipo de bebidas pasó de 0,4 a 3,6 litros el consumo mensual promedio”, revela la ingeniero comercial Patricia Esparza.
“Se prevé que siga aumentando en los próximos años”, adelantó la secretaria académica de la Escuela de Ingeniería Comercial en la Universidad de Las Américas.
Estilo de vida saludable
La aparición de las bebidas energéticas en el mercado chileno comenzó enfocada en quienes realizaban actividades físicas o al aire libre.
“Más adelante se comenzaron a consumir en reemplazo de las bebidas gaseosas azucaradas. Hasta que hoy en día se consideran bebidas funcionales, ya establecidas como una opción de bebidas no solo individuales, si no que también familiares”, detalla la docente.
Indica además que este tipo de bebidas “se asocian con estilos de vida más saludables y se utilizan para reponerse de la fatiga, como también para acompañar los estudios o el trabajo”.
La académica de la UDLA alerta que las bebidas energéticas no son recomendables para toda la familia, ya que los componentes que contienen, en algunos casos metilxantinas y alcaloides, pueden generar estados ansiosos y de vigilia en niños y adolescentes, mientras que en otros casos pueden ser contraproducentes en adultos con alguna afección cardíaca”.