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Los productos de limpieza que debiera tener todo almacenero

Autor: Comerciante, publicado el

La lista se puede seguir ampliando debido a las necesidades que impone la aplicación de dichos productos.

Los detergentes para la ropa, los lavalozas y el cloro, ya sea líquido o gel, integran el podio de los tres productos de limpieza más utilizados en el hogar y que, por lo tanto, deberían estar presentes en todos los almacenes.

Si a los anteriores sumamos los limpiadores multiusos y los productos limpiabaños, se obtiene el Top 5 de los de los productos de limpieza para el hogar más solicitados en el negocio.

Pero, según indica la ingeniero comercial y académica de la Facultad de Ingeniería y Negocios de la Universidad de Las Américas, Patricia Esparza, debido a su alta demanda también deben ser considerados otros productos como limpiavidrios, antigrasas, lustramuebles y antihongos.

Para la docente, sin embargo, la lista se puede seguir ampliando, debido a las necesidades que impone la aplicación de los productos mencionados anteriormente.

Productos complementarios

Así, para Esparza, “se debe contar esponjas para el lavado de la loza, virutillas abrasivas, paños de limpieza, paños esponjas para aplicar los detergentes. También con guantes, mopas de piso, escobillones y baldes para limpieza de grandes superficies, así como cepillos de limpieza de baño”.

“Otros productos complementarios son las bolsas de basura a lo menos en dos tamaños (baño y cocina), toallas de papel y los paños de cocina”, detalla.

Explica que como estos productos son de alta rotación y necesarios, “deben exhibidos en un sector específico y muy bien señalizado con afiches que indiquen su ubicación, de preferencia en la entrada del almacén”.

“Lo anterior, debido a que se deben proteger de la manipulación incorrecta y del alcance de los niños, por contener sustancias químicas que pueden ser tóxicas”, alerta.

Respecto de en qué debe fijarse el cliente al comprar los productos de limpieza, la académica de la UDLA manifiesta que “los elementos que deben ser considerados son la eficiencia del producto, los componentes químicos que contienen, los riesgos potenciales de su uso, así como la calidad de su envasado y sellado.

Pero también “las indicaciones y contraindicaciones de su manipulación y uso, la fecha de expiración, el tamaño que se desea comprar y, sobre todo, verificar si tiene la posibilidad de que los envases puedan ser recargables”, cierra.