Historias de Pandemia

Confitería Los Peques pone la dulzura en medio de la crisis

Autor: Comerciante, publicado el

Dueña del tradicional local del centro cuenta cómo lo hizo para enfrentar el estallido social y la pandemia.

Toda una institución es a estas alturas la Confitería Los Peques (Compañía 1089), que en sus 52 años de existencia ha sido testigo privilegiado de la historia del país gracias a su estratégica ubicación: a metros de la Plaza de Armas, del Palacio de los Tribunales y el ex Congreso Nacional.

Fue el papá de Sofía Rumpf -quien llegó a los 18 años a Chile desde su natal Austria- el que en 1969 abrió el local tras haber trabajado durante años en Hucke y conocer todos los secretos del negocio. Algo que explica el éxito que acompaña a Los Peques desde sus inicios.

Sin embargo, cinco décadas más tarde la crisis social, primero, y la pandemia con su respectiva cuarentena, después, pusieron en una crítica situación a este clásico del centro. Una situación que varias otras confiterías y dulcerías del sector no pudieron resistir.

El estallido social de octubre de 2019 fue el primer impacto fuerte que sintió Los Peques. “Los primeros días fue muy fuerte y debimos cerrar muy temprano porque las personas que trabajan acá debían llegar a sus casas”.

“Fueron momentos de mucha incertidumbre y preocupación por no saber qué iba a pasar, con el permanente temor de que llegara gente a vandalizar”, reconoce la mujer.

Y también admite que “obviamente todo esto provocó una caída en las ventas, porque además las personas que antes venían al centro a hacer sus trámites dejaron de hacerlo por susto”.

Pero así y todo Sofía, su familia y el personal dela Confitería Los Peques supieron salir adelante. Y entonces llegó la pandemia.

La pandemia

“Cuando llegó la pandemia, como trabajamos alimentos, podíamos abrir, pero teníamos susto por el desconocimiento, así que cerramos. En esa etapa trabajamos solo la familia, con mi marido y mis hijos. Además con un horario muy restringido, porque por ejemplo la poca gente que venía al centro era por trámites bancarios o en las AFP, así que a las 2 se cerraban esas oficinas y el centro quedaba muerto, así que no valía la pena mantener abierto en la tarde”, relata Sofía.

Cuenta también que “nadie sabía lo que se venía y nosotros teníamos todo comprado para Semana Santa, que en nuestro local es celebrado como se hace en Europa, así que los clientes saben que hay una gran variedad. Mis hijos me ayudaron haciendo delivery en esas fechas e igual abrimos el local para venta directa, pero de todas maneras nos quedamos con muchas cosas”.

“Ayuda”

Una ventaja de Sofía respecto de muchos otros comercios del sector es que el local es suyo y, por lo tanto, no debió pagar arriendo mientras generaba muy pocos ingresos. No obstante, las contribuciones igual debió cancelarlas pese a la crisis económica generada por el Covid-19. “La primera cuota de abril dieron la posibilidad de pagarla después, pero luego hubo que pagar las dos de una vez”, señala al cuestionar la ayuda de la autoridad a las pymes.

Y añade que “lo mismo ocurre ahora con la patente comercial, porque se vence esta semana, se puede corre hasta abril, pero ahí se junta con todas las otras cuentas. Es un arma de doble filo”.