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¿Eres de guardar la leche en la puerta del “refri”? 12 cosas que no deberías hacer con tus alimentos
Autor: Comerciante, publicado el
Ingeniera en alimentos compartió video en donde entrega recomendaciones a la hora de cocinar. Conoce algunas prácticas que habitualmente haces y que no deberías hacer jamás.
Mitos acerca de los alimentos hay muchos, pero de como elaborarlos o de qué manera desempeñarse en la cocina no tanto. Es por eso que una ingeniera en alimentos compartió video por redes sociales derribando mitos acerca de los productos que consumimos a diario.
Un ejemplo de ello y una duda muy grande es si ¿sirve cortar la parte con hongos de un alimento y comerse el resto? o si ¿es bueno guardar la leche en la puerta del refrigerador?. Esta y otras dudas respondió la mexicana Montse Meléndez.
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12 cosas que jamás deberías hacer con tus alimentos
- Cortar la parte con hongos de un alimento y comérselo: aunque retires la parte visible del hongo, lo más probable es que todo el alimento esté contaminado. Este tipo de hongos produce micotoxinas, las cuales pueden causar una intoxicación y problemas crónicos dependiendo del tipo de hongo, por lo que lo mejor es desechar ese alimento y todos los que estuvieron en contacto directo con él.
- Combinar cloro con lavaloza: este último regularmente contiene cloro o amoníaco, los cuales al combinarse con el cloro forman gases tóxicos que pueden dañar tu sistema nervioso y respiratorio. Lo mejor es usarlos por separado.
- Lavar el pollo: lo único que vas a hacer es contaminar todo lo que el agua con la que lo estás lavando salpique. La manera correcta de asegurarte de eliminar todos los microorganismos es cocinándolo perfectamente y comprándolo en lugares con buenas medidas de higiene.
- Descongelar carne con agua caliente: primero que nada, si le echas agua directamente vas a contaminar todo lo que el agua toque o salpique. Y descongelar con agua caliente puede promover el desarrollo de microorganismos. Lo mejor es descongelar en el refrigerador, en el microondas o con agua fría cambiándola cada 30 minutos.
- Guardar leche o lácteos en las puertas del refrigerador: éstas pierden temperatura fácilmente, por lo que no debes colocar alimentos perecibles en ellas para evitar que se echen a perder por los cambios de temperatura.
- Comer alimentos de envases inflados: esto significa que hay desarrollo de bacterias, las cuales están generando gases y por lo tanto el alimento está echado a perder.
- Comer carne que lleve más de cuatro días en el refrigerador: la carne cruda dura de uno a tres días y cocida de tres a cuatro. A partir de esta fecha ya no es segura de consumir y corres el riesgo de contraer alguna enfermedad. Así que si ya no vas a consumirla antes de que pasen tres días, métela al congelador para que te dure de tres a cuatro meses.
- Usar utensilios dañados o rayados: esto causará mayor acumulación de microorganismos y en algunos utensilios liberación de compuestos tóxicos. Así que si ya está muy dañado es mejor desecharlo.
- Usar la misma tabla donde cortas carne cruda para alimentos cocidos: esto provocará una contaminación cruzada, ya que las bacterias del alimento se eliminan en la cocción, por lo que debes utilizar diferentes utensilios para manipular alimentos cocidos y alimentos crudos.
- Desinfectar con vinagre o bicarbonato: ninguno de estos productos garantiza una desinfección correcta, por lo que al usarlos podrías seguir en riesgo de enfermarte. Lo mejor es desinfectar con cloro u otros productos para ese efecto.
- Cocinar con agua de la llave (No rige en Chile): el agua de bidón pasa por varios procesos de purificación, donde se retiran metales pesados y desinfectan correctamente el agua. Así que al cocinar con agua de la llave te expones, dependiendo del lugar en el que vivas, a altas concentraciones de diferentes metales o altas concentraciones de cloro que a la larga te pueden causar daños en tu salud.
- Ocupar una esponja para lavar la loza por mucho tiempo: es el lugar ideal para el almacenamiento de microorganismos y es porque es un material poroso, húmedo y normalmente mantiene restos de comida, por lo que al no cambiarla frecuentemente hará que tu loza huela mal y te expones a contraer algunas enfermedades.